“Me gustaría poder decirle a las jóvenes que padecen trastornos alimenticios o que se han dañado de alguna manera, que merecen ser felices y que su vida tiene sentido”, repite Demi Lovato cada vez que tiene ocasión.
Para los que no estén familiarizados con el fenómeno joven de masas o la industria Disney, el nombre de Demi Lovato resultará desconocido, pero no para los más de 55 millones de fans que esta joven cantante y actriz acumula en sus redes sociales.
Aunque Demetria Devonne Lovato empezó desde los siete años en la pequeña pantalla (Barney and Friends) su gran salto a la fama mundial no llegó hasta el 2008, cuando protagonizó, junto a los Jonas Brothers, la película “Camp Rock” de la cadena de televisión Disney Channel. A partir de aquel mismo momento, esa joven de apenas 15 años se había transformado de manera instantánea en una sensación adolescente.
Parece inevitable que surjan tantos comentarios de rechazo cuando alguien menciona a alguno de estos ídolos de masas. Muchos de ellos provienen desde la más profunda ignorancia, y no hay peor ignorante que aquel que no quiere saber.
Es lógico que esos chicos que llegan a una gran multinacional como Disney piensen que se van a comer el mundo. De hecho, no deja de ser una fábrica de sueños. De sueños y de productos. Personas que automáticamente pasan a ser marionetas y a hacer todo aquello que se les pide. Pero a veces por conseguir esos sueños tan rápido el mundo, y lo que éste conlleva, se les viene encima.
No hay duda de que Disney es un conglomerado de empresas que influyen profundamente en la cultura infantil y adolescente. En Disney todo tiene que formar parte de un mundo ordenado y a penas existe el margen de error entre sus jóvenes promesas.
EL CASO DE DEMI LOVATO
Pero quizás al tratar a todos estos jóvenes de la misma manera es cuando cometemos el gran error. Demi Lovato ha pasado de ser un modelo a seguir por obligación a convertirse en ello por voluntad propia.
Fue el pasado 28 de enero de 2011, cuando esta cantante estadounidense de 21 años, dejaba el centro de rehabilitación Timberline Knolls en Illinois, donde había estado durante 3 meses en intenso tratamiento. Quién iba a sospechar que una joven que aparentaba tenerlo todo sufría anorexia, bulimia y también padecía de un trastorno bipolar. Además de su batalla contra la depresión… historia que empezó desde su infancia.
“Lo que realmente me importa a mi ahora mismo es ayudar a otros”, comentó Demi Lovato en una entrevista a las pocas semanas de salir del centro. Y es que además de centrarse por completo en su música también ha promovido campañas como “Love is Louder” y “Mean Stinks” para ayudar a los jóvenes que sufren abuso escolar.
En su documental para MTV “Stay Strong” (2012) se pudo ver cómo su historia se alejaba de los tópicos, y posiblemente el momento más chocante es cuando Demi Lovato admite que no puede negar que no haya vomitado desde que salió de rehabilitación. Como ella misma dice “es una batalla diaria y no pasa nada, porque somos humanos. Cada día hay que esforzarse un poco más.” Esta honestidad demuestra que en ningún momento se está vendiendo una historia edulcorada, sino que la recaída cuando se está enfermo es fácil, y muestra lo difícil que es el camino para volver a estar bien.
Demi Lovato es, sin duda, sinónimo de talento, inspiración y fuerza. Lo más probable es que se necesiten más casos como el suyo para que los jóvenes valoren lo que realmente importa. Modelos reales a seguir para cualquiera donde la edad es lo menos significativo. Con 18 años se convirtió en la voz de una generación que ha crecido con ella y que tres años después continúa a su lado, con más fuerza que nunca.